Publicado: 07/01/2021 15:41h. Lecturas: 6574
La suba anual fue del 2%, una diferencia mínima pero que apuntaló el aumento de las exportaciones, casi sin afectar el consumo interno.
La composición por sexo y edad, otras señales positivas. Se estima que estos cambios han permitido un incremento del stock, sobre lo que habrá precisiones en los próximos meses.
En diciembre, la faena argentina totalizó 1,214 millones de cabezas, 2% abajo en forma intermensual e interanual.
Calculado por día hábil, la comparación con noviembre no varía mientras que con diciembre de 2019 pasa a 2% positivo, ya que en el mes pasado hubo un día menos.
Sin cambios acusados, en la primera mitad del año hubo más meses con crecimiento interanual, mientras que en la segunda sucedió lo contrario.
El año terminó con un aumento de 2% en los animales enviados a frigoríficos, diferencia mínima.
La faena acumulada de 12 meses fue creciendo en forma interanual desde un empate hasta +7% interanual en junio, y en sólo seis meses bajó 5 de esos 7 puntos.
Analizado por sexo, los machos fueron aumentando su número, desde -8% en julio de 2018 a +9% un año más tarde, pero luego fueron cediendo su crecimiento a +6% en diciembre.
En cambio, las hembras muestran una casi incesante disminución en su tasa interanual a lo largo de dos años y medio, desde el +15% interanual de julio de 2018 al -3% de ahora.
Este movimiento diverso por sexo ha permitido una fuerte baja en la participación de las hembras. Salvo un pico hecho en mayo, la tendencia de 2020 fue claramente descendente.
l 43% anotado ahora en diciembre es el nivel más bajo desde finales de 2017, con excepción del 42% aislado de julio de 2018.
Tomando la variable más suave, que es la tasa de 12 meses móviles, el porcentaje de hembras en la faena descendió desde 49 puntos en septiembre de 2019 al 46% de ahora.
Faena por dentición, en faceta positiva
Para los nueve meses de 2020 en los que hay datos comparables con el año anterior, de abril a diciembre -recordar que desde abril de 2019 se cambió la tipificación y desde entonces no se pueden hacer cotejos consistentes con lo anterior-, la evolución fue favorable.
En tales nueve meses de 2020, la faena de hembras de dos dientes cayó 2%, la de cuatro dientes, -10%; la de seis dientes, -27%; y la de ocho dientes, +6%.
Es decir, que entre las más jóvenes el cambio fue mínimo y hubo caídas considerables en las hembras en plena edad productiva (4 y 6 dientes), que denota una retención de vientres. El único aumento se anotó con las vacas más viejas, que atribuimos a una limpieza del rodeo.
La caída en la faena de las de dos dientes, a pesar de la disminución del peso mínimo que la prohíbe, marca a las claras la inutilidad de tal medida como mecanismo para prevenir un “ternericidio” como se expresan sus defensores, ya que lo que interesa son los incentivos que existen en el mercado.
En el caso de los machos, la única categoría que aumentó sus envíos a matadero fue la de dos dientes, en 15% entre ambos años. Pero hay que tener en cuenta que muchos de esos animales pesan 400 o más kilos.
Las categorías de cuatro dientes, de seis y de ocho muestran caídas de 1%, 14% y 26%, en ese orden, lo que habla de la edad más temprana en que tales animales se terminan.
Conclusiones
El aumento en la faena de 2020 permitió crecer en exportaciones, que marcaron un récord histórico, casi sin afectar el consumo promedio aparente.
Este incremento ha de haber permitido una nueva suba del stock, que se confirmará cuando estén disponibles los números.
Otro aspecto a destacar es que en diciembre se marcó la mayor variación interanual de 2020 para vacas (con caída) y para novillos (con aumento). Estos números son los que siempre nos gustaría ver, claro que es sólo una expresión de deseo.
Esta caída en la faena de vacas desmiente la enorme cantidad de comentarios agoreros, oídos al menos desde 2019, en el sentido de que los altos precios que permitía pagar el mercado chino ponían en riesgo las existencias de vientres. Cuando la realidad opera en sentido contrario, a mayores precios, menor es la oferta.
El análisis de la faena y de la producción de un año hay que realizarlo sin sesgos.
Están los que ven siempre de manera positiva su aumento, aunque esconda una liquidación de stocks. Y los que creen que su caída siempre es mala, aunque implique un proceso de recomposición del rodeo.
En este caso, el aumento anual es muy sano así como su composición por sexo y edad. Esperemos que la limpieza de vacas que se insinúa permita ver mejores números en destete y en productividad en general.
Y que las malas señales que se están dando con el maíz no se empiecen a generalizar, ya que supondría la abrupta finalización de una fase virtuosa de la ganadería que se arrastra desde hace algún tiempo.