“Hace diez años, el bajo valor del cereal nos motivó a convertir el cereal en carne”, comenta Luis María Testa, ingeniero agrónomo y responsable de producción de la empresa.
Durante unas cinco temporadas fueron aumentando la capacidad del feedlot y comenzaron a introducirse más convincentemente en la ganadería.
En el año 2017, la firma compró un campo de 140 hectáreas, con una superficie ganadera efectiva de 110. Allí, el propósito fue armar un módulo de recría intensivo. Actualmente, invernan 2.300 cabezas.
“Recriamos a base de dos clases de modelos: uno pastoril intensivo, con armado de parcelas y pastoreos diarios, más suplementación estratégica con silo de maíz”, explica el gerente. El otro modelo es una recría completamente encerrada, a base exclusivamente de silo de maíz, y un concentrado proteico.
Bajo este doble planteo, activo y desafiante, además practican “ganadería nómade”, como define Testa, para otros 350 terneros de recría.
Se trata engordes solo sobre campos alquilados, en los que no tienen estructura ganadera. En este caso, la base de la dieta son los verdeos de raigrás más silaje de autoconsumo.
Para la empresa, el tiempo de trabajo, considerando que un solo empleado se responsabiliza de toda la ternerada, y el autoconsumo son estratégicos y valiosos.
Por esto diseñaron un nuevo e innovador dispositivo para el manejo de los bolsones de silo, un frente, que les permite, por sobre todas las cosas, ahorrar ese tiempo que tanto necesitan para acelerar el manejo que hace ese único operario entre varios campos.
Normalmente, para los sistemas de autoconsumo está el frente tradicional, de hierro, o el alambre eléctrico que se va desplazando entre dos postes.
Esta alternativa de Nuevas Tierras cumple la misma función, pero se cala en el silo y la bolsa hace de sostén, al frente que lleva el alambre eléctrico.
“El sistema es muy sencillo y consta de dos regulaciones. Una de ellas es telescópica, para acercar o alejar el alambre eléctrico del frente del comedero, limitando el acceso a la comida. Y la otra es en altura, según la categoría”, detalla Testa.
La regulación del frente, para ellos, es un aspecto central porque, de lo contrario, el animal no se recría en el tiempo adecuado impactando consecuentemente en los márgenes.
“Este dispositivo, que puede estar sujeto a diferentes críticas, para nosotros es muy funcional y tiene la particularidad de ser muy sencillo y rápido para el manejo, cuesta poco y es fácil de regular hasta para un operario inexperto, que lo puede hacer intuitivamente. A los fines productivos, también el animal puede acceder constantemente a la comida y eso es fundamental para la recría”, comenta.
¿Están dispuestos a vender este frente que fabricaron? “Lo estamos pensando ante las muchas consultas que recibimos. Si lo vendemos tenemos que responsabilizarnos de un negocio que no es el nuestro y atender bien esa demanda. Quizás lo dejamos para que la comunidad lo copie”, anticipa Testa.
Luego de la recría intensiva, estos animales salen a los corrales con 300 kilos y allí aumentan otros 70 kilos en 45 a 70 días para llegar gordos al mercado. En Nuevas Tierras consumen el 80% del maíz que producen (unas 800 hectáreas).
“El objetivo es que cada vez consumamos más agricultura para apoyar a la ganadería. Ya no crecemos en la parte agrícola de la empresa, los retos están puestos en la producción de carne”, dice.
El caso de Nuevas Tierras es el mejor ejemplo de una empresa agropecuaria, que flexible y dinámica. A mitad de su historia, viraron a la ganadería y, actualmente, se mueven libres entre negocios adaptados.