Publicado: 25/09/2018 11:47h. Lecturas: 9240
En el centro de Entre Ríos, los Moro sumaron genética para ganar más kilos por animal y estar a tiro del mundo
En los campos quebrados del centro oeste entrerriano, aunque la agricultura es la que domina el paisaje, la ganadería se ganó un lugar en los esquemas productivos a fuerza de genética y manejo. Fue con esas cartas que Orlando Moro se animó a volcar gran parte de sus cultivos a la alimentación de la hacienda para empezar a ganar más kilos por animal y quedar a tiro de las categorías de exportación. En el cambiante escenario argentino, tener esa flexibilidad es correr con ventaja.
“En un momento producíamos para el consumo liviano, con la misma alimentación pero con una genética un poco inferior a la que tenemos ahora. Eran animales de 330-350 kilos y 15-16 meses. Hoy, mejorando la genética hemos logrado llegar con un novillo que a la misma edad ronda los 400 kilos. Y la brecha que tenemos con la exportación ya es mucho más corta -dice Moro-. Si el estímulo económico existe, está la idea de echar esos 80-90 kilos que faltan para la exportación”.
Está visto que en la Argentina no se ahorra en novedades. Desde que Clarín Rural visitó el establecimiento Los Pibes de la familia Moro, en la localidad entrerriana de Seguí, hasta ahora, cayó, entre otras cosas, la ficha de las retenciones. Ahora Moro, como tantos otros, está recalculando todos sus números, viendo si el precio del maíz se vuelve más atractivo para el engorde por efecto de la medida y si la exportación de carne sigue siendo buena opción a pesar de los tres pesos por dólar que deberá tributar. Pero en líneas generales, los pilares estratégicos de su negocio no van a variar demasiado porque lo suyo, justamente, es pensar en el largo plazo. “Año a año le vamos sacando algunas hectáreas a la agricultura para dárselas a la ganadería, pero no vamos a dejar de hacer agricultura, siempre fuimos de poner los huevos en distinta canasta”, dice.
Los Pibes, donde hace pocas semanas se realizó una jornada a campo del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), cuenta con 740 hectáreas distribuidas en diferentes campos que los Moro han ido comprando en la zona de Seguí. La parte agrícola ocupa 490 hectáreas y la ganadería 250 en las que hacen el ciclo completo con un rodeo de cría de 200 madres. “Desde 1960, cuando mi padre compró este campo, nosotros siempre hicimos producción mixta. Lo que sucedió con la llegada de la soja es que fuimos amontonando la parte pecuaria en los campos de peor calidad priorizando la agricultura, pero hoy me parece que la actividad se está revirtiendo y la idea es devolverle a la vaca los mejores campos”, dice el productor.
Como destaca Moro, la genética es lo que explica el potencial de todo su planteo, lo que lleva a una mejor conversión de los cultivos en carne. Todos los años, el productor compra semen Aberdeen Angus en el Centro de Inseminación Artificial de Venado Tuerto (CIAVT) y hace inseminación a tiempo fijo (IATF) con resultados muy buenos en vacas y vaquillonas de 15 meses seleccionadas, con tacto pre servicio.
Además, el servicio del rodeo general se hace con toros Angus negros entre octubre y diciembre, y se hace un destete convencional a los 7/8 meses, cuando los terneros ya pesan 200 kilos en promedio.
El porcentaje de preñez al tacto es de 90 por ciento, pero desde ese momento hasta el destete pierden entre un 7 y un 8 por ciento de los terneros. “Flaqueamos un poco entre el tacto y el porcentaje de destete, se nos van algunos terneros”, reconoce Moro, y explica: “La diarrea de los terneros es el principal problema, el parásito unicelular cryptosporidium. No hay tratamientos y cuando llegaste tarde ya no lo podés recuperar. Estamos probando vacunar a la vaca a ver si a través del calostro puede transferir inmunidad”.
Los terneros destetados van a comer pasturas de alfalfa con baja proporción de festuca, y las vaquillonas que van a servicio anticipado en noviembre se suplementan con rollo y maíz para llegar al servicio con 320 kilos. Cada año se repone un 15-20 por ciento de los vientres. Los machos, por su parte, empiezan a recibir alimento en confinación a partir de los 300 kilos. Se trata de rollo (75%) y maíz y sorgo molidos (25%) al comenzar el engorde. Después, la proporción entre rollo y granos se equipara y los animales salen a la venta con 380-400 kilos. La vaca refugo se vende en abril-mayo con 580-600 kilos Todo el alimento consumido por los animales es de producción propia. En los corrales se les da maíz, sorgo y rollo de alfalfa de calidad molido. Además cuentan con verdeos de avena y triticale. “Nos sirve, es económico. Si queremos estirarnos a la exportación lo podríamos ganar perfectamente con lo propio”, remarca Moro. Consumen 80 toneladas de maíz y 80 de sorgo en raciones para novillos y para las vacas
que están en un verdeo con suplementación. Un 30 por ciento de la producción agrícola se consume en ganadería y el otro 70 se comercializa en la zona, donde las granjas avícolas generan una alta demanda de materia prima.
“Entre Ríos, sobre todo en esta zona, es una gran transformadora. No tenemos los campos de zona núcleo, pero con buen manejo llegamos a rendimientos razonables”. Hablando de rindes, en maíz, cosechan entre 6.000 y 7.000 kilos; de sorgo, 5000-6000 kilos; la soja ronda los 2.700-3.000 la de primera y 2.300-2.400 la de segunda. “En el planteo agrícola la soja sigue siendo la que más ocupa, pero la cuenta está palo y palo. Hoy -desde hace 3 o 4 años- compite perfectamente un ciclo completo con una soja. Además estamos haciendo trigo y estamos asustados porque están muy lindos, y como nos ha estado yendo tan mal en los últimos años uno dice “algo se va a cruzar””, decía Moro unas semanas atrás.
Además de la devaluación y las retenciones, en el medio se cruzaron varias semanas sin lluvias que pusieron todo en duda, pero luego llegaron las precipitaciones y el alivio. Todo indica que será una buena campaña y que, a pesar de la coyuntura, el mediano plazo ofrece un buen panorama para esta invernada flexible que, apuntalada por la mejora genética, mira con ganas a la exportación.